El super es el lugar en el que más empaques se acumulan.
Somos conscientes del reto que es crear un empaque. Su identidad y personalidad se ven rodeados de colores, letras, formas, cajas, paquetes, frascos, botellas, bolsas, etiquetas. Es una prueba para la que estamos listos.
El empaque es una forma de expresar un mensaje.
Desarrollo del producto
 Es difícil desarrollar un producto exitoso, el proceso desafía e interviene en diversas variables que se deben tener en cuenta.
Uno de los aspectos más difíciles es reconocer, entender y administrar especialmente los costos de producción, de tal forma que se puedan rentabilizar.
Crear, producir y comercializar un nuevo producto, por sencillo que sea, necesita inversión. El producto resultante tiene que ser lo suficientemente atractivo para el cliente como asequible en términos de coste de producción para que dicha inversión se pueda recuperar en un tiempo, de nuevo, no muy largo.
 Es vital en todo este proceso identificar si tenemos o no un punto de partida: ¿qué necesidad satisfacemos con este producto? ¿Cómo garantizamos que el cliente cree que ese producto es el ideal para satisfacerla?
Todo proyecto de empaque está fuertemente condicionado por aspectos técnicos que debemos tener en cuenta durante el proceso.
La tipología de producto que vamos a contener (composición, tamaño, forma, peso, densidad, resistencia, fragilidad, riesgos de distribución, resistencia a la luz, requisitos relacionados con la temperatura…) condicionan el empaque final y plantean retos técnicos a lo largo de todo el proceso que sabemos solucionar sin que el elemento creativo ni el mensaje de marca se deprecien ni se vean menguados.
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